Asocian la deficiencia de vitamina D a cambios metabólicos en los pacientes con lupus
Por el equipo editorial de LabMedica en español Actualizado el 16 Apr 2021 |
Imagen: Se han asociado los niveles más bajos de vitamina D con el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina en el lupus sistémico (Fotografía cortesía de Nikki Yelton, RD)
El lupus eritematoso sistémico (LES) es el tipo de lupus más común. El LES es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca sus propios tejidos, provocando una inflamación generalizada y daño tisular en los órganos afectados. Puede afectar las articulaciones, la piel, el cerebro, los pulmones, los riñones y los vasos sanguíneos.
El síndrome metabólico es un grupo de afecciones que ocurren juntas, aumentando el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y diabetes tipo 2. Estas afecciones incluyen aumento de la presión arterial, niveles altos de azúcar en sangre, exceso de grasa corporal alrededor de la cintura y niveles anormales de colesterol o triglicéridos. El síndrome metabólico es cada vez más común y hasta un tercio de los adultos en los EUA lo padecen.
Un gran equipo de inmunólogos y sus colegas internacionales que trabajan con la Universidad de Birmingham (Birmingham, Reino Unido), examinaron los niveles de vitamina D de 1.163 pacientes con LES en 33 centros en 11 países. Se recogieron datos clínicos, de laboratorio y terapéuticos. El nivel de vitamina D se definió de acuerdo con los terciles según la distribución en esta cohorte, que se establecieron en T1 (10-36 nmol/L), T2 (37-60 nmol/L) y T3 (61-174 nmol/L). El síndrome metabólico se definió de acuerdo con la declaración de consenso de 2009 de la Federación Internacional de Diabetes. La resistencia a la insulina se determinó utilizando el modelo Homeostatic Model Assessment of Insulin Resistance (HOMA-IR). Se utilizaron regresiones lineales y logísticas para evaluar la asociación de variables con los niveles de vitamina D.
El equipo informó que, de los 1.847 pacientes, a 1.163 (63%) se les midió la vitamina D y de ellos 398 (34,2%) pacientes se encontraban en el tercil de 25 (OH) D más bajo. El síndrome metabólico estuvo presente en 286 de 860 (33%) pacientes cuyo estado se pudo determinar. Los pacientes con menor 25 (OH) D tenían más probabilidades de tener síndrome metabólico y mayor HOMA-IR. Los componentes del síndrome metabólico, la hipertensión, la hipertrigliceridemia y la disminución de las lipoproteínas de alta densidad (HDL) se asociaron significativamente con una 25 (OH) D más baja. El aumento de la exposición promedio a los glucocorticoides se asoció con una mayor resistencia a la insulina.
John A. Reynolds, MD, reumatólogo consultor y autor principal del estudio, dijo: “Nuestros resultados sugieren que las anomalías fisiológicas coexistentes pueden contribuir al riesgo cardiovascular a largo plazo en las primeras etapas del lupus eritematoso sistémico. Encontramos un vínculo entre los niveles más bajos de vitamina D y el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina”.
Los autores concluyeron que el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina se asocian con niveles más bajos de vitamina D en pacientes con LES. Otros estudios podrían determinar si la repleción de vitamina D confiere un mejor control de estos factores de riesgo cardiovascular y mejora los resultados a largo plazo en el LES. El estudio fue publicado originalmente el 8 de febrero de 2021 en la revista Rheumatology.
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Universidad de Birmingham
El síndrome metabólico es un grupo de afecciones que ocurren juntas, aumentando el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y diabetes tipo 2. Estas afecciones incluyen aumento de la presión arterial, niveles altos de azúcar en sangre, exceso de grasa corporal alrededor de la cintura y niveles anormales de colesterol o triglicéridos. El síndrome metabólico es cada vez más común y hasta un tercio de los adultos en los EUA lo padecen.
Un gran equipo de inmunólogos y sus colegas internacionales que trabajan con la Universidad de Birmingham (Birmingham, Reino Unido), examinaron los niveles de vitamina D de 1.163 pacientes con LES en 33 centros en 11 países. Se recogieron datos clínicos, de laboratorio y terapéuticos. El nivel de vitamina D se definió de acuerdo con los terciles según la distribución en esta cohorte, que se establecieron en T1 (10-36 nmol/L), T2 (37-60 nmol/L) y T3 (61-174 nmol/L). El síndrome metabólico se definió de acuerdo con la declaración de consenso de 2009 de la Federación Internacional de Diabetes. La resistencia a la insulina se determinó utilizando el modelo Homeostatic Model Assessment of Insulin Resistance (HOMA-IR). Se utilizaron regresiones lineales y logísticas para evaluar la asociación de variables con los niveles de vitamina D.
El equipo informó que, de los 1.847 pacientes, a 1.163 (63%) se les midió la vitamina D y de ellos 398 (34,2%) pacientes se encontraban en el tercil de 25 (OH) D más bajo. El síndrome metabólico estuvo presente en 286 de 860 (33%) pacientes cuyo estado se pudo determinar. Los pacientes con menor 25 (OH) D tenían más probabilidades de tener síndrome metabólico y mayor HOMA-IR. Los componentes del síndrome metabólico, la hipertensión, la hipertrigliceridemia y la disminución de las lipoproteínas de alta densidad (HDL) se asociaron significativamente con una 25 (OH) D más baja. El aumento de la exposición promedio a los glucocorticoides se asoció con una mayor resistencia a la insulina.
John A. Reynolds, MD, reumatólogo consultor y autor principal del estudio, dijo: “Nuestros resultados sugieren que las anomalías fisiológicas coexistentes pueden contribuir al riesgo cardiovascular a largo plazo en las primeras etapas del lupus eritematoso sistémico. Encontramos un vínculo entre los niveles más bajos de vitamina D y el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina”.
Los autores concluyeron que el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina se asocian con niveles más bajos de vitamina D en pacientes con LES. Otros estudios podrían determinar si la repleción de vitamina D confiere un mejor control de estos factores de riesgo cardiovascular y mejora los resultados a largo plazo en el LES. El estudio fue publicado originalmente el 8 de febrero de 2021 en la revista Rheumatology.
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Universidad de Birmingham
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