Trasplante de células madre aumenta el riesgo de mortalidad relacionada con la infección
Por el equipo editorial de LabMedica en español Actualizado el 05 Jun 2019 |
Imagen: El virus BK (BKV) es un poliomavirus humano ubicuo que causa cistitis hemorrágica en los pacientes con trasplante de células madre hematopoyéticas y nefropatía en los receptores de trasplante renal. Las células uroteliales poco cohesivas poseen núcleos amorfos y difusos, indicativos de infección viral por BK (Fotografía cortesía de Pathos223).
El trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas (TCMH) es una modalidad terapéutica potencialmente curativa para diversas afecciones hematológicas malignas y no malignas. Los mejores resultados del TCMH alogénico se obtuvieron cuando se utilizaron células madre de un pariente con un antígeno leucocitario humano (HLA) compatible; tal donante solo se puede encontrar para aproximadamente el 30% de los pacientes.
Las fuentes alternativas de células madre incluyen donantes no relacionados con HLA compatible y, en tiempos más recientes, donantes HLA-haploidénticos. El uso de donantes HLA-haploidénticos ha llevado a una disponibilidad casi universal de donantes con un promedio de 2,7 donantes potenciales entre los familiares de primer grado. Una complicación frecuente de los trasplantes haploidénticos es una mayor tasa de complicaciones infecciosas que se cree se deben a un retraso en la reconstitución inmune.
Los científicos de la Universidad de California del Sur (Los Ángeles, CA, EUA) y sus colegas realizaron un estudio de cohorte retrospectivo en adultos con diversas afecciones hematológicas malignas y benignas para quienes le realizaron un trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas desde 2011 hasta 2018. La supervivencia general a los cien días y al año se definió como la supervivencia desde el momento del trasplante hasta 100 días o un año después.
La monitorización de rutina para la viremia por citomegalovirus (CMV) se realizó tres veces por semana mediante qRT-PCR durante los primeros seis meses después del trasplante en todos los pacientes, con una infección por CMV definida como ADN detectable por este ensayo. La frecuencia de la monitorización del CMV se redujo posteriormente durante el resto del período de un año posterior al trasplante. De lo contrario, a los pacientes les realizaron una evaluación para detectar infecciones bacterianas, fúngicas y virales específicas, según era necesario, por presentación clínica, así como por los hallazgos de laboratorio y de imagenología. La prueba para la viruria y la viremia BK se realizó mediante RT-PCR en la orina para el ADN y RT-PCR en el plasma para el ADN, respectivamente, en todos los pacientes que informaron síntomas urinarios de inicio reciente, como disuria y hematuria después del trasplante. La infección por el virus BK se definió como ADN detectable por estos ensayos.
El equipo informó que se incluyeron un total de 187 pacientes en este estudio, de los que 45 (24,1%) recibieron trasplantes de donantes haploidénticos y 142 (75,9%) de donantes no haploidénticos. Hubo tasas similares de enfermedad aguda de injerto contra huésped (GVHD, por sus siglas en inglés) (40% versus 38% en receptores haploidénticos versus no haploidénticos y GVHD crónica (44,4% versus 43,7%). Las tasas de mortalidad, relacionadas con la infección, a los 100 días y al año la fue significativamente mayor en el grupo haploidéntico en comparación con el grupo no haploidéntico (8,9% versus 1,4% a los 100 días y 15,9% versus 3,8% al año). También hubo tasas más altas de infecciones por citomegalovirus (59,1% versus 23,8%), cistitis hemorrágica asociada con el virus BK (40,9% versus 8,4%) y viremia BK (15,9% versus 0,8%) en los receptores haploidénticos.
Los autores concluyeron que a pesar del uso de agentes profilácticos y de tratamiento antimicrobianos idénticos, se encontró que los receptores haploidénticos tenían tasas significativamente mayores de mortalidad relacionada con la infección a los 100 días y al año, así como muchas otras complicaciones infecciosas. El estudio fue publicado el 15 de mayo de 2019 en la revista Journal of Blood Medicine.
Enlace relacionado:
Universidad de California del Sur
Las fuentes alternativas de células madre incluyen donantes no relacionados con HLA compatible y, en tiempos más recientes, donantes HLA-haploidénticos. El uso de donantes HLA-haploidénticos ha llevado a una disponibilidad casi universal de donantes con un promedio de 2,7 donantes potenciales entre los familiares de primer grado. Una complicación frecuente de los trasplantes haploidénticos es una mayor tasa de complicaciones infecciosas que se cree se deben a un retraso en la reconstitución inmune.
Los científicos de la Universidad de California del Sur (Los Ángeles, CA, EUA) y sus colegas realizaron un estudio de cohorte retrospectivo en adultos con diversas afecciones hematológicas malignas y benignas para quienes le realizaron un trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas desde 2011 hasta 2018. La supervivencia general a los cien días y al año se definió como la supervivencia desde el momento del trasplante hasta 100 días o un año después.
La monitorización de rutina para la viremia por citomegalovirus (CMV) se realizó tres veces por semana mediante qRT-PCR durante los primeros seis meses después del trasplante en todos los pacientes, con una infección por CMV definida como ADN detectable por este ensayo. La frecuencia de la monitorización del CMV se redujo posteriormente durante el resto del período de un año posterior al trasplante. De lo contrario, a los pacientes les realizaron una evaluación para detectar infecciones bacterianas, fúngicas y virales específicas, según era necesario, por presentación clínica, así como por los hallazgos de laboratorio y de imagenología. La prueba para la viruria y la viremia BK se realizó mediante RT-PCR en la orina para el ADN y RT-PCR en el plasma para el ADN, respectivamente, en todos los pacientes que informaron síntomas urinarios de inicio reciente, como disuria y hematuria después del trasplante. La infección por el virus BK se definió como ADN detectable por estos ensayos.
El equipo informó que se incluyeron un total de 187 pacientes en este estudio, de los que 45 (24,1%) recibieron trasplantes de donantes haploidénticos y 142 (75,9%) de donantes no haploidénticos. Hubo tasas similares de enfermedad aguda de injerto contra huésped (GVHD, por sus siglas en inglés) (40% versus 38% en receptores haploidénticos versus no haploidénticos y GVHD crónica (44,4% versus 43,7%). Las tasas de mortalidad, relacionadas con la infección, a los 100 días y al año la fue significativamente mayor en el grupo haploidéntico en comparación con el grupo no haploidéntico (8,9% versus 1,4% a los 100 días y 15,9% versus 3,8% al año). También hubo tasas más altas de infecciones por citomegalovirus (59,1% versus 23,8%), cistitis hemorrágica asociada con el virus BK (40,9% versus 8,4%) y viremia BK (15,9% versus 0,8%) en los receptores haploidénticos.
Los autores concluyeron que a pesar del uso de agentes profilácticos y de tratamiento antimicrobianos idénticos, se encontró que los receptores haploidénticos tenían tasas significativamente mayores de mortalidad relacionada con la infección a los 100 días y al año, así como muchas otras complicaciones infecciosas. El estudio fue publicado el 15 de mayo de 2019 en la revista Journal of Blood Medicine.
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Universidad de California del Sur
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