Una prueba en sangre predice el éxito de la terapia para los linfomas
Por el equipo editorial de LabMedica en español Actualizado el 11 Sep 2018 |
Imagen: Aspirado de médula ósea de un paciente con linfoma difuso de células B grandes (Fotografía cortesía de Peter Maslak).
Una prueba de sangre puede predecir qué pacientes con un tipo de cáncer llamado linfoma difuso de células B grandes tienen probabilidad de responder positivamente a la terapia inicial y cuáles probable que necesiten un tratamiento más agresivo.
El linfoma difuso de células B grandes, un cáncer de la sangre, es el tipo más común de linfoma no Hodgkin y debido a que es altamente variable biológicamente, los pacientes varían ampliamente en su respuesta al tratamiento. Aunque la mayoría de las personas se curan con terapia convencional, alrededor de un tercio no lo hacen. Ser capaz de pronosticar temprano en el curso del tratamiento a aquellos que necesitarán terapias adicionales o más agresivas sería una gran ayuda tanto para los médicos como para los pacientes.
Un gran equipo de científicos dirigido por los de Stanford Medicine (Stanford, CA, EUA) rastreó los niveles circulantes de ADN tumoral (ADNc) en 217 personas con linfoma difuso de células B grandes que fueron tratados en seis centros médicos, tres en los Estados Unidos y tres en Europa. Para cada paciente, compararon los niveles de ctADN antes de comenzar el tratamiento con los niveles después de la primera y segunda ronda de quimioterapia convencional. Luego correlacionaron esos cambios con el resultado de cada paciente.
Los científicos descubrieron que el ctADN era detectable antes del inicio de la terapia en el 98% de las personas estudiadas y, como cabría esperar, la cantidad de ctADN en la sangre disminuyó en todos los pacientes una vez que comenzó el tratamiento. Sin embargo, la pendiente de la disminución variaba. Las personas cuyos niveles de ctADN cayeron cien veces después de la primera ronda o trescientas en la segunda ronda tenían muchas más probabilidades de vivir 24 meses o más sin experimentar una recurrencia de la enfermedad que aquellos cuyos niveles de ctADN disminuyeron más lentamente.
David M. Kurtz, MD, PhD, autor principal del estudio, dijo: "Encontramos que los niveles de ctADN sirven como un biomarcador muy sensible y específico de la respuesta al tratamiento en tan solo 21 días. Cada año, aproximadamente 30.000 personas en los Estados Unidos son diagnosticadas con linfoma difuso de células B grandes y, en su mayor parte, son tratadas con seis ciclos de terapia combinada. Pero sabemos que no todos los pacientes necesitan seis ciclos. Una gran fracción podría curarse con menos ciclos, tal vez incluso con solo dos. Si podemos identificar a las personas que responden extremadamente bien, podríamos evitarles tratamientos adicionales. Por el contrario, podríamos intensificar la terapia o buscar otras opciones para aquellos que no responden tan bien como hubiéramos esperado". El estudio fue publicado el 20 de agosto de 2018 en la revista Journal of Clinical Oncology.
Enlace relacionado:
Stanford Medicine
El linfoma difuso de células B grandes, un cáncer de la sangre, es el tipo más común de linfoma no Hodgkin y debido a que es altamente variable biológicamente, los pacientes varían ampliamente en su respuesta al tratamiento. Aunque la mayoría de las personas se curan con terapia convencional, alrededor de un tercio no lo hacen. Ser capaz de pronosticar temprano en el curso del tratamiento a aquellos que necesitarán terapias adicionales o más agresivas sería una gran ayuda tanto para los médicos como para los pacientes.
Un gran equipo de científicos dirigido por los de Stanford Medicine (Stanford, CA, EUA) rastreó los niveles circulantes de ADN tumoral (ADNc) en 217 personas con linfoma difuso de células B grandes que fueron tratados en seis centros médicos, tres en los Estados Unidos y tres en Europa. Para cada paciente, compararon los niveles de ctADN antes de comenzar el tratamiento con los niveles después de la primera y segunda ronda de quimioterapia convencional. Luego correlacionaron esos cambios con el resultado de cada paciente.
Los científicos descubrieron que el ctADN era detectable antes del inicio de la terapia en el 98% de las personas estudiadas y, como cabría esperar, la cantidad de ctADN en la sangre disminuyó en todos los pacientes una vez que comenzó el tratamiento. Sin embargo, la pendiente de la disminución variaba. Las personas cuyos niveles de ctADN cayeron cien veces después de la primera ronda o trescientas en la segunda ronda tenían muchas más probabilidades de vivir 24 meses o más sin experimentar una recurrencia de la enfermedad que aquellos cuyos niveles de ctADN disminuyeron más lentamente.
David M. Kurtz, MD, PhD, autor principal del estudio, dijo: "Encontramos que los niveles de ctADN sirven como un biomarcador muy sensible y específico de la respuesta al tratamiento en tan solo 21 días. Cada año, aproximadamente 30.000 personas en los Estados Unidos son diagnosticadas con linfoma difuso de células B grandes y, en su mayor parte, son tratadas con seis ciclos de terapia combinada. Pero sabemos que no todos los pacientes necesitan seis ciclos. Una gran fracción podría curarse con menos ciclos, tal vez incluso con solo dos. Si podemos identificar a las personas que responden extremadamente bien, podríamos evitarles tratamientos adicionales. Por el contrario, podríamos intensificar la terapia o buscar otras opciones para aquellos que no responden tan bien como hubiéramos esperado". El estudio fue publicado el 20 de agosto de 2018 en la revista Journal of Clinical Oncology.
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Stanford Medicine
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