Prueba olfatoria rápida muestra potencial como herramienta de detección para la COVID-19

Por el equipo editorial de LabMedica en español
Actualizado el 27 Jul 2021
Un estudio, que evaluó la viabilidad de una prueba olfativa objetiva y novedosa como parte de una detección inicial de la COVID-19 en adultos con estado de enfermedad desconocido, concluyó que la disfunción olfativa (DO) es uno de los predictores más tempranos y fuertes de la infección por COVID-19, por lo que es prometedor como herramienta de detección de la enfermedad.

En el estudio transversal prospectivo, los investigadores de la Universidad de California, San Diego (La Jolla, CA, EUA) inscribieron a adultos sanos (≥ 18 años) de un solo sitio de cribado de COVID-19 en un campus universitario. Los participantes fueron evaluados para detectar la DO utilizando una tarjeta de olor novedosa (SAFER Diagnostics) seguida inmediatamente por una prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para el SARS-CoV-2 con hisopos nasofaríngeos. La tarjeta SAFER contenía un solo aroma en una etiqueta para raspar y oler que el participante tenía que identificar a partir de 8 opciones de respuesta: limón, uva, floral, arándano, plátano, menta, inseguro o sin aroma. Las respuestas se procesaron electrónicamente a través de un código QR. Una elección incorrecta se clasificó como DO. También se recopilaron los datos demográficos de los participantes, el historial médico, los síntomas de COVID-19 y la función olfativa subjetiva en una escala análoga visual binaria y de 10 puntos (EVA, donde 0 indica que no tiene sentido del olfato y 10 indica un sentido del olfato normal).

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Un total de 163 participantes fueron evaluados prospectivamente para detectar DO utilizando la tarjeta de olor seguido de la prueba de PCR del SARS-CoV-2. De los que dieron positivo en la PCR para COVID-19, el 75% (12 de 16) fracasó en la detección olfativa en comparación con el 4,8% (7 de 147) entre los que dieron negativo en la PCR para COVID-19. La sensibilidad, la especificidad, el valor predictivo positivo y el valor predictivo negativo de la tarjeta olfativa para detectar aquellos con COVID-19 fueron 75,0%, 95,2%, 63,2% y 97,2%, respectivamente. La inclusión de los síntomas de fatiga junto con la DO logró un 93,8% de sensibilidad y un 89,8% de especificidad en la detección de la enfermedad. La adición de fiebre y tos no aumentó más la sensibilidad.

Si bien solo el 37,5% (6 de 16) de los participantes positivos en la prueba de COVID-19 informaron anosmia subjetiva, el 75% falló la detección con la tarjeta olfativa. Una prueba de tarjeta de olor fallida fue el mayor predictor de positividad para la COVID-19 (razón de probabilidades [OR], 80,24; IC del 95%, 14,77-435,90) en comparación con otros síntomas como tos, fiebre, fatiga y antecedentes de exposición a la COVID-19. Por lo tanto, el estudio demostró que una prueba rápida de olfato psicofísico es factible como herramienta de detección de la COVID-19.

Enlace relacionado:
Universidad de California, San Diego


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