Prueba de influenza basada en sabor podría reemplazar hisopos nasales con chicle
Actualizado el 07 Oct 2025
La gripe es una de las enfermedades infecciosas más peligrosas del mundo, y se cobra alrededor de medio millón de vidas al año. Lo que la hace particularmente insidiosa es que los virus de la gripe son contagiosos incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas. Sin embargo, las opciones de diagnóstico suelen ser caras, complejas de usar y no están disponibles en muchas regiones más pobres. Ahora, una nueva y sencilla prueba de autodiagnóstico, en forma de chicle o piruleta, podría detectar la infección en minutos al producir un sabor reconocible cuando hay un virus activo.
Esta prueba rápida, desarrollada por investigadores de la Universidad de Würzburg (Würzburg, Alemania), se basa en un principio de diagnóstico que combina una molécula sensora (timol, un portador natural de sabor) con un componente de reconocimiento específico del virus, de modo que los virus de la gripe activos desencadenan la liberación del sabor en la saliva. El método es flexible: el portador de sabor y el componente de reconocimiento pueden intercambiarse (sabores dulces, amargos o salados, y componentes alternativos específicos del patógeno). El grupo prevé formatos de administración, como chicles o piruletas, que no requieren laboratorio, electricidad ni personal médico.

En un estudio experimental, equipos hospitalarios recolectaron y documentaron muestras clínicas, mientras que laboratorios asociados realizaron investigaciones sobre partículas del virus de la influenza para validar el concepto del sensor. El trabajo de prueba de concepto, publicado en ACS Central Science, muestra que el contacto entre los virus de la influenza activos y el sensor específico de la neuraminidasa libera la molécula saborizante, lo que produce un sabor claramente reconocible en bocas infectadas, pero no en controles no infectados.
Los investigadores trabajan ahora en la incorporación de los sensores a chicles o piruletas y en la adaptación del sistema para la producción en masa, un proceso que estiman que tardará unos cuatro años. Creen que estos diagnósticos de bajo umbral serían especialmente adecuados para lugares críticos como escuelas, guarderías y residencias de ancianos, y podrían ser cruciales en los países más pobres para el control de brotes. A largo plazo, prevén la notificación voluntaria mediante una aplicación para smartphones para mapear la propagación en tiempo real y el uso de inteligencia artificial (IA) para predecir dónde podrían desarrollarse epidemias o pandemias.
“En lugar de recurrir a procedimientos de prueba costosos y complejos, utilizamos el sistema sensorial humano natural, el gusto, como herramienta para la detección temprana de infecciones”, afirmó el profesor Lorenz Meinel, quien dirigió el estudio. “Esta estrategia abre nuevas posibilidades para la detección temprana y el control de la gripe en todo el mundo”.
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Universidad de Würzburg