Reportan cetonemia prolongada en las urgencias hiperglucémicas con COVID-19
Por el equipo editorial de LabMedica en español
Actualizado el 05 Aug 2020
La diabetes es uno de los principales contribuyentes a la gravedad y mortalidad de la enfermedad en pacientes con COVID-19; con un aumento estimado de 3,5 veces en el riesgo de muerte durante el ingreso hospitalario para pacientes con diabetes tipo 1, y 2,03 veces para aquellos con diabetes tipo 2.Actualizado el 05 Aug 2020
La cetoacidosis diabética (DKA, por sus siglas en inglés) es un problema potencialmente mortal que afecta a las personas con diabetes. Ocurre cuando el cuerpo comienza a descomponer la grasa a un ritmo que es demasiado rápido. El hígado procesa la grasa y la convierte en un combustible llamado cetonas, que hace que la sangre se vuelva ácida. La CAD y el estado hiperglucémico hiperosmolar (HHS) son emergencias hiperglucémicas asociadas con una mortalidad sustancial y los niveles altos de azúcar en la sangre aumentan el riesgo cardiovascular (CV) en los diabéticos de edad avanzada.
Los endocrinólogos del Hospital Universitario North Middlesex (Londres, Reino Unido) y sus colegas, llevaron a cabo un análisis retrospectivo de pacientes elegibles reclutados de tres hospitales en el norte de Londres, Reino Unido, del 1 al 30 de marzo de 2020. Hubo 35 pacientes con COVID-19, que se presentaron con DKA (31,4%), mezcla de DKA y HHS (37,1%), HHS (5,7%) o cetosis hiperglucémica (25,7%) que se incluyeron y evaluaron. La mediana general de HbA1c fue de 111 mmol/mol (IFCC; punto de corte diagnóstico para diabetes ≥48 mmol/mol) y/o la presencia de cetonemia (beta-hidroxibutirato > 0,6mmol/L). La mediana de edad de los pacientes fue de 60 años, 28 (80%) tenían diabetes tipo 2, cinco (14%) tenían diabetes tipo 1 y dos (6%) tenían una diabetes de “nueva presentación”. Cuarenta por ciento eran afroamericanos, 20% caucásicos, 17% de origen étnico mixto y 14% asiáticos (6% de origen chino y 9% de origen indio).
Los científicos informaron que hubo una sobrerrepresentación de la enfermedad tipo 2 “llamativa” en aquellos que se presentaron con DKA (82%), lo que sugiere insulinopenia aguda en pacientes con COVID-19 y con diabetes tipo 2, que persistió hasta el momento del alta en 30% de los pacientes previamente no tratados con insulina. Los pacientes desarrollaron cetonemia y cetoacidosis prolongadas, con una mediana de tiempo hasta la resolución de las cetonas en la DKA de aproximadamente 35 horas (rango, 24 a 60 horas). En los casos de DKA no COVID-19, en contraste, la duración media de la cetoacidosis fue de aproximadamente 12 horas.
La resistencia a la insulina sustancial y posiblemente la insulinopenia relativa en la COVID-19 grave fue desproporcionada a la observada en enfermedades críticas causadas por otras afecciones, que podrían haber contribuido a la descompensación metabólica. El equipo señaló que el 35% de los pacientes en el estudio requirió un aumento de la infusión de insulina de dosis fija por encima de la dosis de insulina recomendada para la DKA de 0,1 unidades/kg por hora.
En conclusión, los autores informaron que la COVID-19 está asociada con emergencias hiperglucémicas con sobrerrepresentación de diabetes tipo 2 en pacientes que presentan DKA y cetosis de larga duración. El estudio fue publicado el 1 de agosto de 2020 en la revista Lancet Diabetes & Endocrinology.
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Hospital Universitario North Middlesex
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