Antibióticos inducen resistencia cruzada a antimicrobianos del huésped

Por el equipo editorial de LabMedica en español
Actualizado el 20 Jun 2013
Las bacterias resistentes al antibiótico colistina también son comúnmente resistentes a las sustancias antimicrobianas producidas por el cuerpo humano.

La resistencia cruzada a la colistina y a los antimicrobianos del huésped, catelcidina (LL-37) y lisozima, que ayudan a defender al cuerpo contra los ataques bacterianos, podría significar que los pacientes con infecciones multirresistentes a los medicamentos y que pueden poner en peligro la vida, también conllevan una respuesta inmune paralizada.

Imagen: Microfotografía electrónica de barrido (SEM) de Acinetobacter baumannii (Fotografía cortesía de Janice Haney Carr).

Científicos de la Universidad Emory (Atlanta, GA, EUA) y sus colegas colaboradores, investigaron si el tratamiento de los pacientes con colistina puede provocar, no sólo una mayor resistencia a la colistina, sino también resistencia a los antimicrobianos catiónicos del huésped. La colistina se sigue usando, hoy en día, no tanto porque sea particularmente segura o efectiva, sino porque las opciones para el tratamiento de Acinetobacter baumannii resistentes a múltiples fármacos y otras infecciones resistentes, son pocas y están disminuyendo.

Los investigadores observaron que la colistina funciona afectando las membranas interior y exterior que unen a las células bacterianas Gram-negativas, de la misma manera que dos antimicrobianos del sistema inmunitario humano, LL-37 y la lisozima. LL-37 es una proteína que se encuentra en los sitios de inflamación, mientras que la lisozima se encuentra en numerosas células inmunes diferentes y dentro de secreciones como lágrimas, leche materna, y moco, y ambas son defensas importantes contra las bacterias invasoras.

Mediante el estudio de aislados de A. baumannii de pacientes en todo el país, observaron que todas las cepas resistentes a la colistina albergaban mutaciones en un gen regulador que codifica para la resistencia a la polimixina (PmrB) y que conduce a la modificación de polisacáridos en el exterior de la célula en respuesta a la exposición a los antibióticos. Las pruebas mostraron una estrecha correlación entre la capacidad de los aislados individuales para resistir altas concentraciones de colistina y la capacidad de resistir los ataques de LL-37 o de lisozima.

Los científicos estudiaron dos pares de aislados de A. baumannii obtenidos a partir de dos pacientes diferentes antes y después de que fueron tratados durante tres o seis semanas, con colistina. Los resultados ayudaron a confirmar la relación entre la resistencia cruzada, dado que ninguna cepa tomada antes del tratamiento era resistente a la colistina, LL-37, o lisozima, pero las cepas tomadas después del tratamiento mostraron una importante resistencia a la colistina y la lisozima. Los dos aislados después del tratamiento con colistina albergaban mutaciones cruciales albergadas en el gen PmrB que aparentemente otorgan la capacidad de resistir el tratamiento.

David S. Weiss, PhD, autor principal, dijo: “La forma en que las bacterias se vuelven resistentes a la colistina permite que también se vuelvan resistentes a los antimicrobianos hechos por nuestro sistema inmunológico. Eso definitivamente no es lo que los médicos quieren hacer cuando están tratando a los pacientes con esta última línea de antibióticos”. El Dr. Weiss tiene previsto seguir investigando la resistencia cruzada a los agentes antimicrobianos del sistema inmunitario, que bien podría extendere a otros agentes patógenos que son tratados con colistina, incluyendo Psesudomonas aeruginosa y Klebsiella pneumoniae. El estudio fue publicado el 21 de mayo de 2013, en la revista mBio.

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Emory University



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