Un biomarcador predice la respuesta al factor VIII en los pacientes con hemofilia A
Por el equipo editorial de LabMedica en español
Actualizado el 16 Apr 2019
La hemofilia A es una deficiencia genética en el factor de coagulación VIII (FVIII), que causa un aumento del sangrado y que generalmente afecta a los hombres. En la mayoría de los casos, se hereda como un rasgo recesivo ligado al cromosoma X, aunque hay casos que surgen de mutaciones espontáneas.Actualizado el 16 Apr 2019
El nivel más bajo del factor (F) VIII no es un indicador confiable de riesgo de hemorragia para predecir la eficacia de la profilaxis en la hemofilia A grave (SHA), por lo que, los hematólogos especializados tienen una gran necesidad de biomarcadores precisos. La trombelastografía (TEG) controla tanto la trombina como la formación de coágulos abordando el estado hemostático global, pero su utilidad para la prevención de la profilaxis en la hemofilia ha sido mal evaluada.
Los hematólogos del Hospital Universitario de La Paz (Madrid, España) analizaron un grupo de 19 adolescentes (menores de 18 años) con hemofilia A severa (sin signos de inhibidores) en tratamiento preventivo a largo plazo con FVIII. De los 19 pacientes, seis tuvieron al menos un evento de sangrado espontáneo que requirió tratamiento en los dos años anteriores al estudio y se clasificaron como “propensos a sangrar”. Los pacientes restantes se categorizaron como no hemorrágicos.
Se tomó la sangre total antes de la administración de FVIII y en cinco puntos de tiempo después de la infusión para la prueba de trombelastografía con el fin de evaluar la farmacodinámica de la terapia (lo que el medicamento hace dentro del cuerpo) y la farmacocinética (lo que el cuerpo le hace al medicamento, en referencia al movimiento de la terapia a través del cuerpo). El equipo formuló la hipótesis de que los resultados de la prueba de laboratorio podrían ayudar a diferenciar a los pacientes que muestran una tendencia a hacer hemorragias de aquellos que no lo hacen. Diez pacientes completaron los cinco puntos de tiempo posteriores a la infusión, mientras que en cinco pacientes se pasó por alto un punto de tiempo y en cuatro se pasaron por alto dos puntos de tiempo.
Los investigadores informaron que el análisis de la trombelastografía (TEG) a lo largo del tiempo, mostró que la actividad de procoagulación de los pacientes disminuyó con el tiempo después de la administración de FVIII. La efectividad de la terapia tendió a ser más débil en el grupo de los propensos a sangrar, en comparación con los no propensos, aunque el equipo no observó una diferencia estadística significativa. Además, la “concentración efectiva máxima media” de FVIII (FVIII-EC50), un parámetro que describe la concentración a la que una terapia induce una respuesta a medio camino entre la ausencia de respuesta y la respuesta máxima, evaluada en la prueba de TEG, fue significativamente mayor en los propensos a sangrar, una situación que sugiere una respuesta peor al FVIII.
Los autores concluyeron que, en general, sus hallazgos respaldan el uso del FVIII-CE50 por primera vez como un biomarcador valioso para anticipar la eficacia individual de la profilaxis en la hemofilia A severa. Solo la concentración media máxima efectiva del FVIII (FVIII-CE50) para los parámetros TEG, R-tiempo, tiempo-K y el ángulo α se correlacionaron con un fenotipo de hemorragia significativamente mayor en aquellos pacientes propensos a sangrar, lo que sugiere una respuesta más deficiente al FVIII. El estudio fue publicado el 1 de febrero de 2019 en la revista European Journal of Pharmaceutical Sciences.
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Hospital Universitario de La Paz