Almacenamiento prolongado de glóbulos rojos pre transfusión aumenta la hemolisis extravascular

Por el equipo editorial de LabMedica en español
Actualizado el 13 Feb 2017
 
La transfusión de glóbulos rojos, el procedimiento más común realizado en pacientes hospitalizados, es un componente indispensable de la medicina moderna y el establecimiento de un suministro adecuado de sangre depende de la capacidad de almacenar con seguridad los glóbulos rojos donados.
 
Algunos países han limitado la duración máxima permitida para almacenar los glóbulos rojos a cinco semanas antes de la transfusión, mientras que, en los EUA, los glóbulos rojos pueden almacenarse hasta seis semanas; pero los ensayos aleatorios no han evaluado los efectos de esta última semana de almacenamiento sobre los resultados clínicos.
 
Científicos del Centro Médico de la Universidad de Columbia (Nueva York, EUA) y sus colegas asignaron aleatoriamente a un grupo de 60 voluntarios sanos para recibir una unidad de glóbulos rojos que había sido almacenada durante 1, 2, 3, 4, 5 o 6 semanas. Los voluntarios fueron entonces monitorizados durante 20 horas después de la transfusión. Se realizaron estudios de recuperación de los glóbulos rojos post-transfusión marcados con cromo-51 (51Cr) y se midieron los parámetros de laboratorio antes y en momentos definidos después de la transfusión.
 
Se midieron los parámetros de laboratorio de rutina y se calculó la saturación de transferrina y la capacidad total de fijación de hierro a partir de la concentración de hierro sérico y de la capacidad de combinación del hierro no saturada. El hierro unido a la notransferrina se midió usando un ensayo de ultrafiltración y este método se correlacionó bien con otras técnicas. La hemoglobina libre en plasma se midió mediante un método de cianomethemoglobina modificado. Se utilizaron kits comerciales de análisis de inmunoabsorción enzimática (ELISA) para medir la hepcidina (Bachem, Bubendorf, Suiza) y la interleuquina-6 (IL-6, R & D Systems, Minneapolis, MN, EUA). 
 
Los autores encontraron que la hemólisis extravascular, después de la transfusión, aumentaba progresivamente con el aumento del tiempo de almacenamiento. Una mayor duración del almacenamiento se asoció con la disminución de la recuperación de glóbulos rojos después de la transfusión, la disminución de las elevaciones en el hematocrito, y el aumento de la ferritina sérica. Después de seis semanas de almacenamiento refrigerado, la transfusión fue seguida por aumentos del área bajo la curva (AUC) para el hierro sérico, la saturación de la transferrina y el hierro no unido a la transferrina, en comparación con la transfusión después de una a cinco semanas de almacenamiento. A las pocas horas de la transfusión, siete de los nueve voluntarios que recibieron la sangre de 6 semanas de edad no podían metabolizar adecuadamente las células dañadas, liberando, así, grandes cantidades de hierro en su torrente sanguíneo.
 
Eldad A. Hod, MD. Profesor Asistente de Patología y autor principal del estudio dijo: “Basado en la cantidad de hierro que circula en la sangre de los voluntarios que recibieron sangre de seis semanas de edad, podíamos predecir que ciertas infecciones existentes podrían exacerbarse. Se estima que hasta el 10% al 20% de las unidades de sangre utilizadas para las transfusiones han sido almacenadas durante más de cinco semanas, por lo que el número de pacientes que tienen mucha probabilidad a recibir una unidad de sangre muy vieja es sustancial”. El estudio fue publicado en la edición de enero de 2017 de la revista Journal of Clinical Investigation.
 

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