Prueba molecular detecta cáncer crónico de la sangre difícil de diagnosticar

Por el equipo editorial de LabMedica en español
Actualizado el 21 Jan 2014
La prueba de sangre actualmente utilizada para diagnosticar un cáncer de la sangre funciona mediante la identificación de una mutación en un gen específico. Sin embargo, el gen no estaría presente necesariamente en todos los pacientes .

El gen de la Janus quinasa 2 (JAK2) se produce en muchas neoplasias mieloproliferativas, pero la patogénesis molecular de las neoplasias mieloproliferativas con JAK2 no mutado no es completamente conocida aún y el diagnóstico de estos tumores sigue siendo todo un desafío.

Imagen: Un frotis del aspirado de la médula ósea de un paciente con leucemia mielomonocítica crónica, una neoplasia mieloproliferativa (Fotografía cortesía de M. Yared).

Un equipo conjunto de científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), el Instituto Wellcome Trust Sanger (Hinxton, Reino Unido) y otros institutos realizó la secuenciación del exoma de las muestras obtenidas de 151 pacientes con neoplasias mieloproliferativas. El estado de la mutación del gen que codifica la calreticulina (CALR) fue evaluado en otros 1.345 casos de cáncer hematológico, otros 1.517 tipos de cáncer y 550 controles. El equipo estableció árboles filogenéticos utilizando colonias hematopoyéticas y evaluó la localización de la calreticulina subcelular utilizando inmunofluorescencia y citometría de flujo.

El equipo analizó los resultados de la secuenciación del exoma del ADN de los granulocitos y el ADN constitucional obtenidos a partir de células T purificadas y de células bucales de 168 pacientes con neoplasias mieloproliferativas. La identificación de muestras adecuadas de ADN constitucional es un desafío para los casos de pacientes con neoplasmas mieloproliferativos, ya que las células T circulantes y las células bucales pueden estar contaminadas con células neoplásicas. Con la secuenciación del ADN de los pacientes, los científicos identificaron un nuevo gen llamado CALR, cuyas mutaciones se asociaron con un cáncer crónico de la sangre. También notaron un aumento en el número de plaquetas y una disminución en los niveles de hemoglobina, asociados con la mutación JAK2.

Los autores concluyeron que la detección de mutaciones en el CALR en sangre periférica podría ser utilizada como una herramienta de diagnóstico de la misma manera que las pruebas para mutaciones del JAK2 han simplificado y mejorado la exactitud del diagnóstico de los pacientes con neoplasias mieloproliferativas en todo el mundo. Peter J. Campbell, MB, ChB, PhD, del Instituto Sanger, quien co-dirigió la investigación, dijo: “Ahora hay un sentimiento de satisfacción respecto a estos trastornos, la gran mayoría de nuestros pacientes pueden ver ahora que se les haga un diagnóstico genético definitivo. En los próximos uno o dos años, veremos que estas tecnologías genéticas serán utilizadas cada vez más para el diagnóstico de todos los tipos de cáncer, especialmente los de la sangre”. El estudio fue publicado el 10 de diciembre de 2013, en la revista New England Journal of Medicine.


Enlaces relacionados:

University of Cambridge

Wellcome Trust Sanger Institute


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