Análisis sanguíneo podría evaluar gravedad de conmoción cerebral en adolescentes con traumatismo craneoencefálico
Actualizado el 20 Nov 2025
Diagnosticar y monitorizar las conmociones cerebrales en adolescentes es complejo, ya que los síntomas pueden persistir durante semanas y varían considerablemente entre pacientes. La necesidad de herramientas objetivas es especialmente urgente para las adolescentes, quienes suelen experimentar síntomas posteriores a la conmoción cerebral más graves y prolongados. Un nuevo estudio ha identificado biomarcadores sanguíneos que se correlacionan con la gravedad de los síntomas, con claras diferencias biológicas entre adolescentes varones y mujeres, lo que ofrece una posible vía hacia una atención más precisa de las conmociones cerebrales.
La investigación se llevó a cabo en la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, Maryland, EUA) utilizando datos del estudio CARE4Kids (Evaluación, Investigación y Educación sobre Conmociones Cerebrales en Niños). El estudio incluyó a un grupo de adolescentes de entre 11 y 18 años que continuaron presentando síntomas entre una y cinco semanas después de una conmoción cerebral. El enfoque se centró en la medición de cinco biomarcadores, proteínas y lípidos liberados por el cerebro tras la lesión, previamente estudiados en adultos con traumatismo craneoencefálico.

Utilizando muestras de sangre, los investigadores evaluaron los niveles de biomarcadores y examinaron su relación con la gravedad y el tipo de síntomas. Además, analizaron las diferencias entre hombres y mujeres, abordando así una importante laguna en la investigación, dado que las adolescentes suelen presentar síntomas más intensos y una recuperación más lenta. Los hallazgos revelaron varios patrones específicos por sexo. Las pacientes femeninas mostraron niveles más altos de tau, una proteína asociada con la lesión axonal, en comparación con los pacientes masculinos.
En ambos sexos, la elevación de p-tau181 se correlacionó con síntomas cognitivos más graves. En las niñas, niveles más altos de N-FL y UCH-L1, marcadores de daño neuronal, se asociaron con un aumento de los síntomas emocionales. Por el contrario, en los niños, niveles más bajos de N-FL, UCH-L1 y p-tau181 se asociaron con síntomas físicos y generales más graves. Estas relaciones persistieron tras ajustar por edad, IMC y tiempo transcurrido desde la lesión.
Estos resultados indican que el sexo influye en cómo los niveles de biomarcadores reflejan la gravedad de los síntomas en las conmociones cerebrales en adolescentes. También sugieren posibles interacciones entre la actividad hormonal y las respuestas a la lesión cerebral. El estudio, publicado en la revista Journal of Head Trauma Rehabilitation, se suma a la creciente evidencia de que los biomarcadores de conmoción cerebral pueden ayudar a los profesionales clínicos a monitorizar la recuperación, identificar a los adolescentes con riesgo de síntomas prolongados y personalizar las estrategias de tratamiento, especialmente para las niñas, que siguen estando infrarrepresentadas en la investigación sobre conmociones cerebrales.
"Nuestro estudio se basa en investigaciones previas que sugieren que algunos marcadores cerebrales pueden proporcionar medidas objetivas de daño cerebral en adolescentes con conmoción cerebral", afirmó la autora principal, Mia Pasini, MSN, PMHNP-BC. "También identificamos diferencias específicas por sexo en los niveles de biomarcadores, lo que podría aportar información sobre los síntomas más graves y la recuperación más prolongada tras una conmoción cerebral en niñas y mujeres jóvenes".
Enlaces relacionados:
Universidad Johns Hopkins








