Prueba genética predice respuesta a medicamentos para bajar de peso
Actualizado el 23 Sep 2025
La obesidad es una enfermedad crónica y compleja que afecta a más de 650 millones de adultos en todo el mundo, impulsada por una combinación de factores genéticos, ambientales y conductuales. Esta complejidad explica por qué las personas responden de manera tan diferente a las intervenciones para bajar de peso; sin embargo, las decisiones de tratamiento a menudo se basan en medidas simples como el índice de masa corporal. Investigadores han demostrado que las señales biológicas de saciedad pueden utilizarse para predecir qué medicamentos serán más eficaces, lo que ofrece una vía hacia una atención más personalizada.
Investigadores de la Clínica Mayo (Rochester, Minnesota, EUA) han desarrollado una prueba genética que estima la ingesta calórica de una persona hasta la saciedad (CTS), o la cantidad de comida que necesita para sentirse saciado. La prueba utiliza una métrica llamada Puntuación de Riesgo Genético de Calorías hasta la Saciedad (CTS-GRS), creada mediante la combinación de variantes en 10 genes vinculados a la ingesta de alimentos. Calculada a partir de una muestra de sangre o saliva, esta puntuación proporciona una estimación personalizada de los umbrales de saciedad que puede utilizarse para orientar el tratamiento.

En un estudio con casi 800 adultos con obesidad, los participantes comieron a voluntad hasta sentirse incómodamente llenos, lo que reveló una amplia variación en la ingesta, que oscilaba entre 140 y más de 2.000 calorías. Factores tradicionales como el tamaño corporal, el porcentaje de grasa, las hormonas y la edad solo explicaron una pequeña parte de esta variación. Al aplicar la CTS-GRS en ensayos clínicos, los investigadores descubrieron que las personas con un umbral de saciedad alto perdieron más peso con fentermina-topiramato, mientras que aquellas con un umbral bajo respondieron mejor a la liraglutida.
Los hallazgos, publicados en Cell Metabolism, muestran que una prueba genética puede predecir qué pacientes tienen mayor probabilidad de éxito con dos medicamentos diferentes, lo que permite una atención más rentable y mejores resultados de salud. El equipo de investigación está ampliando la prueba para incluir las respuestas a la semaglutida e incorporando datos del microbioma y el metaboloma. También están trabajando en modelos predictivos para efectos secundarios comunes, como las náuseas, con el objetivo de refinar y personalizar aún más los tratamientos para la obesidad.
“Los pacientes merecen tratamientos que reflejen su biología, no solo su tamaño corporal. Esta prueba nos ayuda a administrar el medicamento adecuado a la persona adecuada desde el principio”, afirmó el Dr. Andrés Acosta, gastroenterólogo de la Clínica Mayo y autor principal del estudio. “Con una sola prueba genética, podemos predecir quién tiene más probabilidades de éxito con dos medicamentos diferentes. Esto se traduce en una atención más rentable y mejores resultados para los pacientes”.
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Clínica Mayo