Prueba de hisopado nasal ofrece detección de virus sencilla y económica en entornos riesgosos
Actualizado el 25 Jun 2025
La prueba PCR es el método de referencia para detectar virus respiratorios, pero es costosa y no es adecuada para el cribado masivo en entornos de alto riesgo, como centros de salud y residencias de ancianos. Cada virus requiere una prueba independiente, lo que dificulta el cribado rutinario a gran escala. Ahora, un nuevo estudio ha demostrado que la detección de una proteína antiviral en hisopos nasales (un marcador de la respuesta inmunitaria del organismo a la infección) puede ayudar a descartar infecciones respiratorias de forma más rentable, reservando las pruebas PCR solo para personas con probabilidad de infección.
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Yale (New Haven, Connecticut, EUA), exploró la viabilidad de utilizar un biomarcador inmunológico para reducir la dependencia de los diagnósticos basados en PCR en cribados poblacionales de gran tamaño. El método se basa en la detección de CXCL10, una citocina producida en las fosas nasales en respuesta a virus respiratorios. Mediante el análisis de hisopos nasales para detectar esta proteína, los investigadores pudieron evaluar si se habían activado las defensas antivirales del organismo. Este marcador, a diferencia de las pruebas de PCR que detectan material genético viral, señala la reacción inmunitaria del organismo, lo que lo hace ampliamente aplicable a diferentes virus respiratorios.
La prueba resultante es considerablemente más económica y sencilla de administrar, lo que la hace más adecuada para pruebas de detección repetidas. Para evaluar la eficacia de este método, el equipo de Yale analizó 1.088 muestras de hisopados nasales obtenidas tanto en entornos clínicos como en pruebas de detección de COVID-19 en el Hospital Yale New Haven. Estas muestras provenían de una amplia gama de participantes (adultos y niños, infectados y no infectados) y se compararon con los resultados de las pruebas PCR realizadas en las mismas muestras. Los hallazgos, publicados en The Lancet eBiomedicine, mostraron que el cribado de biomarcadores podría reducir la necesidad de pruebas PCR en diez veces o más, especialmente en poblaciones de baja prevalencia.
En escenarios como las evaluaciones del personal hospitalario asintomático, los investigadores estiman que el 92 % de las pruebas PCR podrían evitarse. Un análisis posterior con historiales clínicos electrónicos reveló casos en los que los resultados del biomarcador y la PCR no coincidían. La prueba del biomarcador fue menos sensible en personas que recibían tratamientos inmunosupresores contra el cáncer o en aquellas con cargas virales muy bajas, dos afecciones que pueden reducir la respuesta inmunitaria o la capacidad de detección. Aun así, el biomarcador mostró un rendimiento consistente en todos los grupos de edad y otras variables demográficas, lo que respalda su fiabilidad para un uso más amplio.
El potencial de este método de cribado reside en su capacidad para identificar a personas con baja probabilidad de infección, lo que optimiza la asignación de recursos y reduce significativamente los costes. Dado que las pruebas PCR comerciales cuestan entre cinco y quince veces más que el cribado basado en biomarcadores, este método presenta una solución escalable y práctica para la vigilancia continua del virus en entornos vulnerables. Podría desempeñar un papel clave en la gestión de brotes y la atención preventiva al ofrecer una primera línea de cribado accesible.
“Así que se podría realizar menos de una décima parte de las pruebas PCR y aun así identificar a las personas con infecciones virales”, dijo Ellen F. Foxman, profesora asociada de medicina de laboratorio e inmunobiología en YSM y autora principal del estudio. “Esta estrategia podría haber sido útil durante los primeros días de la pandemia de COVID-19, cuando nuestro hospital a veces realizaba pruebas a 10.000 o más personas por semana. Es emocionante considerar sus posibles aplicaciones”.
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Universidad de Yale