Encuentran vínculo genético entre trastornos intestinales y enfermedad de Alzheimer

Por el equipo editorial de LabMedica en español
Actualizado el 09 Aug 2022

La enfermedad de Alzheimer (EA) es la forma más frecuente de demencia, caracterizada por la neurodegeneración y una disminución progresiva de la capacidad cognitiva. El trastorno se clasifica como un tema de creciente importancia para la salud pública mundial con consecuencias de amplio impacto social y económico adverso en quienes lo padecen, sus familias y la sociedad en general.

Varios estudios informaron un patrón de coexistencia de demencia (y de EA en particular) con ciertos trastornos del tracto gastrointestinal (TGI), la microbiota, la disbiosis o los medicamentos comúnmente utilizados en el tratamiento de la enfermedad de úlcera péptica (EUP). La evidencia disponible, por lo tanto, sugiere comorbilidad o algunas formas de asociación entre la EA y los trastornos TGI, aunque no está claro si los rasgos de los TGI son riesgos para la EA o viceversa.


Imagen: Se ha descubierto un vínculo genético entre la enfermedad de Alzheimer y los trastornos intestinales (Fotografía cortesía de la Universidad Edith Cowan)

Científicos médicos de la Universidad Edith Cowan (Perth, Australia), en un nuevo estudio se propusieron descubrir las asociaciones genéticas que subyacen a esta asociación observada entre el intestino y la EA. Analizaron datos genéticos de 15 grandes estudios del genoma, la mayoría con más de 400.000 personas, que contenían información sobre la EA y los trastornos intestinales. También observaron las vías biológicas en las que actuaban estos genes implicados en ambos trastornos y encontraron una representación excesiva de vías relacionadas con los lípidos y el sistema inmunitario.

Los investigadores informaron que encontraron que ciertos genes estaban asociados con la EA y ciertos trastornos intestinales, como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), la enfermedad de úlcera péptica (EUP), la gastritis-duodenitis, el síndrome del intestino irritable y la diverticulosis. Aunque encontraron una superposición genética significativa y una correlación entre la enfermedad de Alzheimer y algunos trastornos gastrointestinales, no encontraron evidencia de una asociación causal.

El metanálisis de rasgos cruzados identificó varios loci compartidos por la EA y los trastornos de TGI (ERGE y EUP), incluidos PDE4B, BRINP3, ATG16L1, SEMA3F, HLA-DRA, SCARA3, MTSS2, PHB y TOMM40. La colocalización y los análisis de los genes reforzaron estos loci. Los análisis basados ​​en vías demostraron un enriquecimiento significativo del metabolismo de los lípidos, la autoinmunidad, los inhibidores de la lipasa, la señalización de PD-1 y los mecanismos de las estatinas, entre otros, para los rasgos de EA y TGI.

El estudio proporcionó conocimientos genéticos sobre el debate de larga data y la relación observada entre la EA y los trastornos de TGI, lo que implica una susceptibilidad genética compartida. Los hallazgos respaldan una asociación genética significativa (pero no causal) que aumenta el riesgo entre la EA y los rasgos de los TGI (ERGE, PUD, PGM, gastritis-duodenitis, SII y enfermedad diverticular). Además, los científicos identificaron regiones genómicas y genes, compartidos por la EA y los trastornos de TGI, que podrían ser el objetivo de una mayor investigación, en particular, el gen PDE4B (o sus subtipos) que se ha mostrado prometedor en las enfermedades inflamatorias.

Simon Laws, PhD, director del Centro para la Salud de Precisión y autor principal del estudio, dijo: “Aunque el estudio no encontró que los trastornos intestinales causaran la enfermedad de Alzheimer o viceversa, los hallazgos fueron inmensamente valiosos. Estos hallazgos brindan más evidencia para respaldar el concepto del eje ‘intestino-cerebro’, un vínculo bidireccional entre los centros cognitivo y emocional del cerebro y el funcionamiento de los intestinos”.

Los autores concluyeron que su estudio también subraya la importancia de la homeostasis de los lípidos y la relevancia potencial de las estatinas y los inhibidores de la lipasa en la EA, los trastornos de TGI o su comorbilidad. El estudio fue publicado el 18 de julio de 2022 en la revista Communications Biology.

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Universidad Edith Cowan


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